miércoles, 16 de octubre de 2024

Humanidades, Historia y Antropología, por Rafael Antonio Strauss K.

Humanidades, Historia, Antropología y Etnohistoria, por Rafael A. Strauss K. 21 de septiembre de 2006.

Por solicitud expresa del profesor Blas Bruni Celli hice la siguiente Reflexión sobre Humanidades, Historia y Antropología.

Para expresarle, Maestro, algunas palabras sobre lo que gentilmente me ha solicitado –seguro, como estoy, de no tener los méritos para ello– me confirmo en la idea de que lo que entendemos por Humanidades está hecho de Persona, de Ser Humano y, en este sentido, el escenario humanista y humanístico no sólo es histórico y sujeto de estudio de la historia sino también antropológico y sujeto de estudio de la antropología, de tal manera que cuando me acosaron las ganas, como antropólogo, de ir más allá del pregrado, opté en México por lo que consideré, y considero, idóneo para mi concepción de las humanidades, la Etnohistoria, que me permitía satisfacer mi certeza de que ese escenario tiene su esencia en la historia y la antropología… Esta convicción y sus infinitas posibilidades –que cada vez confirmo, renuevo, fortalezco desde la realidad docente y de investigación en que me he movido– incluye la idea –y hasta depende de ella– de que ambas disciplinas deben juntarse siempre, pues la historia es simple y llanamente la comprensión del Ser Humano haciendo cultura y viviéndola, cualesquiera sean los espacios y los tiempos… El continuum del Ser Humano se hace, entonces, filosofía y letras y geografía y psicología y habla y artes y transmisión, que el Hombre registra y deposita no sólo en su memoria sino en quienes lo van siguiendo o lo acompañan como seres históricos, y en libros y en otros dispositivos más modernos… Se trata, en definitiva, del registro de ese otro escenario de la maravilla humana que es la experiencia. Conocer, entender, analizar… la experiencia de la Persona, del Hombre, del Ser Humano es el gran reto, entonces, de eso que llamamos humanidades.

El Hombre, que ha ocupado y ocupa el espacio, que ha pensado y piensa, que ha hablado y habla, que se expresa y se ha expresado estéticamente según, siempre, los patrones de su cultura, y que ha transmitido y transmite experiencia humana relacionada con otros, y con su ambiente y consigo mismo como Unidad Bio-Psico-Social que es…, ¿luce integrado en la actual concepción académica de nuestra Facultad de Humanidades y Educación? Mi respuesta es que no o, por lo menos, que cada vez lo está menos, de tal manera que urge una estrategia administrativo-académica que una lo que por la naturaleza del Ser Humano, del Hombre, de la Persona está unido, que lo “esencializa”. Concibo esa estrategia como un Ciclo Básico o Ciclo Común, de Humanidades –idea que, por cierto, expuse hace ya algún tiempo, finalizando los ochenta, en el auditorio de nuestra Facultad, en las asignaturas que he dictado en la Escuela de Historia, principalmente, y en varias conferencias acerca del tema– y que recientemente ha vuelto a aparecer por los predios de nuestra FHE. En esas ocasiones he planteado, asimismo, que las áreas de Historia y Antropología conformen una sola escuela en el pregrado o, en otro caso, que el pregrado de antropología pase a formar parte de la FHE.

Creo que el futuro de nuestra área humanística universitaria dependerá de cuanto hagamos en lo académico y administrativo para recomponer el estudio integral del Ser Humano, nuestro sujeto de estudio y de vivencia en pasado y presente. Esta ha sido y es mi concepción de las Humanidades y con esta premisa he alineado mi labor docente, y las de investigación y extensión. He procurado siempre aprehender al Ser Humano en toda la inquietud con la que se ha manifestado y se manifiesta en todos los espacios que ha ocupado haciendo historia. Al fin y al cabo, una de las características de ese prestigio, de ese prodigio sólo humano que para la antropología es la cultura, es que depende de las componentes biológicas, ambientales, psicológicas e históricas de la existencia humana.

Menuda tarea, Maestro, la de las Humanidades…, aprehender al Ser Humano en toda su dimensión bio-psico-social! Menuda tarea, Maestro, la de un campo de conocimiento, de análisis, de estudio, pues, que debe y que tiene que atender como su sujeto de interés científico a un ser que se ha dado el lujo de crear dioses para que lo protejan hasta de sus propios aciertos…; un campo que se vincula, por definición, con cuanto ha hecho el Ser Humano, que lo mira en todas sus miserias, en todos sus aciertos, en toda la gama antropológica de su pasado y su presente, ese continuum que “esencializa” al Ser Humano…

 Creo que desarticulada, como luce a 60 años de vida nuestra FHE, no llegaremos a ninguna parte; que nos fraccionaremos más, mucho más, porque entre otras cosas, las cúpulas de cristal bajo las que hemos cobijado nuestros conucos-escuelas-institutos se rompen, pues la fragilidad es su naturaleza. Creo que el humanista-anacoreta tiene cada vez menos lugar en el futuro inmediato… Muchos signos, tan deslumbrantes ya, nos lo han venido anunciando…

Y, finalmente, Maestro, y en base a estas apresuradas reflexiones que escribo, me atrevería a sumar a la idea del Ciclo Común o Ciclo Básico… otra que me parece igualmente beneficiosa para todos y es que las Humanidades invadan a toda la Universidad, no como extensión –que termina siendo aquello que decía Lord Byron: “el asombro de una hora para colegialas”, cuando oían hablar de la amada Grecia de Byron (y de mi amada Grecia)- sino como elemento esencial en la formación del médico, del político, del economista, del abogado, del ingeniero, del “científico”, en todo el etcétera de sus ramificaciones…

NB. Maestro, si necesita que profundice en alguna idea, no tenga problema en comunicármelo. Muy agradecido por su deferencia. Mis saludos y afectos. Rafael Strauss.



1 comentario:

  1. Tiempo después de escrito, este texto sigue resultando tan refrescante como sugerente. Rask

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