Humanidades,
Historia, Antropología y Etnohistoria, por Rafael A. Strauss K. 21 de septiembre de 2006.
Por solicitud
expresa del profesor Blas Bruni Celli hice la siguiente Reflexión sobre Humanidades,
Historia y Antropología.
Para expresarle,
Maestro, algunas palabras sobre lo que gentilmente me ha solicitado –seguro,
como estoy, de no tener los méritos para ello– me confirmo en la idea de que lo
que entendemos por Humanidades está hecho de Persona, de Ser Humano y, en este
sentido, el escenario humanista y humanístico no sólo es histórico y sujeto de
estudio de la historia sino también antropológico y sujeto de estudio de la
antropología, de tal manera que cuando me acosaron las ganas, como antropólogo,
de ir más allá del pregrado, opté en México por lo que consideré, y considero,
idóneo para mi concepción de las humanidades, la Etnohistoria, que me permitía
satisfacer mi certeza de que ese escenario tiene su esencia en la historia y la
antropología… Esta convicción y sus infinitas posibilidades –que cada vez
confirmo, renuevo, fortalezco desde la realidad docente y de investigación en
que me he movido– incluye la idea –y hasta depende de ella– de que ambas
disciplinas deben juntarse siempre, pues la historia es simple y llanamente la
comprensión del Ser Humano haciendo cultura y viviéndola, cualesquiera sean los
espacios y los tiempos… El continuum del Ser Humano se hace, entonces,
filosofía y letras y geografía y psicología y habla y artes y transmisión, que
el Hombre registra y deposita no sólo en su memoria sino en quienes lo van
siguiendo o lo acompañan como seres históricos, y en libros y en otros
dispositivos más modernos… Se trata, en definitiva, del registro de ese otro
escenario de la maravilla humana que es la experiencia. Conocer, entender,
analizar… la experiencia de la Persona, del Hombre, del Ser Humano es el gran
reto, entonces, de eso que llamamos humanidades.
El Hombre, que ha
ocupado y ocupa el espacio, que ha pensado y piensa, que ha hablado y habla,
que se expresa y se ha expresado estéticamente según, siempre, los patrones de
su cultura, y que ha transmitido y transmite experiencia humana relacionada con
otros, y con su ambiente y consigo mismo como Unidad Bio-Psico-Social que es…,
¿luce integrado en la actual concepción
académica de nuestra Facultad de Humanidades y Educación? Mi respuesta es que
no o, por lo menos, que cada vez lo está menos, de tal manera que urge una
estrategia administrativo-académica que una lo que por la naturaleza del Ser
Humano, del Hombre, de la Persona está unido, que lo “esencializa”. Concibo esa
estrategia como un Ciclo Básico o Ciclo Común, de Humanidades –idea que, por
cierto, expuse hace ya algún tiempo, finalizando los ochenta, en el auditorio
de nuestra Facultad, en las asignaturas que he dictado en la Escuela de
Historia, principalmente, y en varias conferencias acerca del tema– y que
recientemente ha vuelto a aparecer por los predios de nuestra FHE. En esas
ocasiones he planteado, asimismo, que las áreas de Historia y Antropología
conformen una sola escuela en el pregrado o, en otro caso, que el pregrado de
antropología pase a formar parte de la FHE.
Creo que el futuro
de nuestra área humanística universitaria dependerá de cuanto hagamos en lo
académico y administrativo para recomponer el estudio integral del Ser Humano,
nuestro sujeto de estudio y de vivencia en pasado y presente. Esta ha sido y es
mi concepción de las Humanidades y con esta premisa he alineado mi labor
docente, y las de investigación y extensión. He procurado siempre aprehender al
Ser Humano en toda la inquietud con la que se ha manifestado y se manifiesta en
todos los espacios que ha ocupado haciendo historia. Al fin y al cabo, una de
las características de ese prestigio, de ese prodigio sólo humano que para la
antropología es la cultura, es que depende de las componentes biológicas,
ambientales, psicológicas e históricas de la existencia humana.
Menuda tarea,
Maestro, la de las Humanidades…, aprehender al Ser Humano en toda su dimensión
bio-psico-social! Menuda tarea, Maestro, la de un campo de conocimiento, de
análisis, de estudio, pues, que debe y que tiene que atender como su sujeto de
interés científico a un ser que se ha dado el lujo de crear dioses para que lo
protejan hasta de sus propios aciertos…; un campo que se vincula, por
definición, con cuanto ha hecho el Ser Humano, que lo mira en todas sus
miserias, en todos sus aciertos, en toda la gama antropológica de su pasado y
su presente, ese continuum que “esencializa” al Ser Humano…
Creo que desarticulada, como luce a 60 años de
vida nuestra FHE, no llegaremos a ninguna parte; que nos fraccionaremos más,
mucho más, porque entre otras cosas, las cúpulas de cristal bajo las que hemos
cobijado nuestros conucos-escuelas-institutos se rompen, pues la fragilidad es
su naturaleza. Creo que el humanista-anacoreta tiene cada vez menos lugar en el
futuro inmediato… Muchos signos, tan deslumbrantes ya, nos lo han venido
anunciando…
Y, finalmente,
Maestro, y en base a estas apresuradas reflexiones que escribo, me atrevería a
sumar a la idea del Ciclo Común o Ciclo Básico… otra que me parece igualmente
beneficiosa para todos y es que las Humanidades invadan a toda la Universidad,
no como extensión –que termina siendo aquello que decía Lord Byron: “el asombro
de una hora para colegialas”, cuando oían hablar de la amada Grecia de Byron (y
de mi amada Grecia)- sino como elemento esencial en la formación del médico,
del político, del economista, del abogado, del ingeniero, del “científico”, en
todo el etcétera de sus ramificaciones…
NB. Maestro, si
necesita que profundice en alguna idea, no tenga problema en comunicármelo. Muy
agradecido por su deferencia. Mis saludos y afectos. Rafael Strauss.