martes, 18 de octubre de 2016

Pedro Grases prologa El tiempo prehispánico de Venezuela, de Rafael Antonio Strauss K.

Pedro Grases prologa El tiempo prehispánico de Venezuela, de Rafael A. Strauss K.

El tiempo prehispánico de Venezuela©, Rafael A. Strauss K. Prólogo, Pedro Grases


La Fundación Eugenio Mendoza acordó dedicar el libro de Fin de Año 1992 a completar el ciclo de los volúmenes de revisión de la historia de Venezuela, emprendida en 1961 con el tomo de Venezuela independiente 1810-1960, preparado para evocar el sesquicentenario de la Emancipación nacional, iniciativa que fue continuada por las obras dedicadas a la Venezuela moderna, 1926-1976; la Venezuela contemporánea, 1974-1989 y a la de visión de futuro, Venezuela, Opciones geográficas y a Los tres primeros siglos de Venezuela, 1498-1810, impresos todos a lo largo de treinta años. Era la ejecución de un encargo que encomendó Eugenio Mendoza Goiticoa al Comité de Cultura desde los primeros días del establecimiento de la institución en 1952. El conjunto de los tomos ya editados abarcaba el tema de la historia nacional desde la llegada de Cristóbal Colón a suelo venezolano el 2 de agosto de 1498 hasta nuestros días. Constituye el todo la relación de la vida de esta parte de Tierra Firme a lo largo de los cinco siglos de la participación hispánica en el devenir de la nación.

El libro que aparece ahora se contrae al análisis de cómo era esta porción del mundo que denominamos Venezuela, en el instante en que aparecen los hombres del Viejo Mundo en el continente bautizado injustamente como América. El título de la obra es suficientemente expresivo: El tiempo prehispánico de Venezuela, que tú, lector, tienes en tus manos.
Con él evocamos, asimismo, el 40 aniversario de la Fundación, 1952-1992, y nos adherimos al V Centenario del encuentro de dos mundos que es rememorado como acto capital en la historia de la civilización humana en la cultura del universo. 

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El tema de El tiempo prehispánico de Venezuela no es fácil, pues se trata de lograr la presentación de la realidad geográfica -tierra y pobladores- en el instante en que se abre la nueva etapa histórica del país, sobre lo cual no hay tratados definitorios aunque se dispone de buen número de monografías de aspectos parciales que sustentan la investigación, que es en sí delicada y exigente.

Se encargó este trabajo al profesor Rafael Strauss (1946), venezolano de pro, y enamorado de su especialidad antropológica, la etnohistoria; catedrático de la materia en nuestra primera casa de estudios superiores, la Universidad Central de Venezuela, desde 1975, con obra ya conocida, que acredita su personalidad de experto en el asunto. Por su formación de graduado en Ciencias Antropológicas y Post-grado en Etnohistoria (1967-1974), con tesis bajo la tutoría del Dr. Angel Palerm Vich (1917-1980), prestigioso investigador y docente de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, Universidad Nacional Autónoma de México y del Centro de Investigaciones Superiores del Instituto Nacional de Antropología e Historia, México. Al final del volumen consta la obra de Rafael Strauss.

Creemos que el autor nos ha provisto de un excelente trabajo, breve, sintético pero totalizador, muy adecuado para los lectores contemporáneos a que va dedicado el texto, dentro de la hermosa costumbre de aducir un libro de Fin de Año la Fundación Eugenio Mendoza.

El profesor Strauss desarrolla su obra El tiempo prehispánico de Venezuela en los siguientes capítulos: "El poblamiento de América", "El tiempo prehispánico de Venezuela: disciplinas y fuentes para su estudio", El poblamiento prehispánico de Venezuela", "Los cuatro períodos de la historia prehispánica de Venezuela", "Nuestra cerámica prehispánica como historia y como arte", "Breve historia de la cerámica prehispánica de Venezuela", "Paleo-indio", "Meso-indio", "Neo-indio", "Indo-hispano", "Areas culturales del tiempo prehispánico de Venezuela", "Las sociedades prehispánicas de la región del Lago de Maracaibo", "Area de los arawacos occidentales", "Los Andes venezolanos y sus culturas prehispánicas", "Area cultural de los Otomacos y Taparitas", "El área cultural prehispánica de la Costa Caribe", "Los Llanos y la Guayana en tiempo prehispánico", "El área cultural de Guayana" y "El tiempo prehispánico de Venezuela hoy".

El profesor Strauss contagia el placer con que desarrolla la elaboración de su estudio. He conversado mucho con él durante el proceso de su tarea y he visto el alma de "Scholar" que lleva dentro. Por eso dice en sus primeras palabras de la Introducción que "revisar nuestro tiempo prehispánico a la luz de las consideraciones de la etnohistoria es vivir una experiencia fascinante". Es exactamente la fascinación con que se leen sus páginas, que recomiendo con toda sinceridad a los lectores de la obra. Va conduciendo su relación del tiempo prehispánico con ejemplar desarrollo. A unos capítulos iniciales de carácter teórico más general, plantea de entrada el problema del poblamiento primitivo de América, en el que predomina la teoría de haber venido del lejano Oriente a través del Estrecho de Bering a los confines septentrionales del continente; incluye en su texto la dilucidación de la más antigua población de Venezuela, con el examen de las fuentes utilizables para su estudio, hasta llegar a la precisión de los primitivos pobladores de esta parte de Tierra Firme. Luego analiza los cuatro períodos en que se ordena la historia prehispánica de la actual Venezuela para dedicar su atención a los testimonios de la cerámica como signos del arte y la cultura en los pueblos de larga evolución, con la consideración de las series que la arqueología ha determinado. 

Luego, adoptando los períodos que los investigadores han establecido, estudia las etapas sucesivas desde los paleoindios hasta los pueblos coetáneos con el descubrimiento colombino, para pasar a la parte más interesante y minuciosa de las áreas culturales en que se ha distribuido el extenso ámbito geográfico de la actual Venezuela, sección en que destaca, para mi gusto, lo que escribe sobre los pueblos de las áreas andinas, con todo y que no hay capítulo que no reúna apasionantes observaciones que nos conducen a la comprensión del habitat venezolano. Utiliza las referencias existentes para su examen, en forma inteligente, expuesto siempre en lenguaje llano con el propósito de llevar al ánimo del lector todos los datos para la más completa información. El estudio de las áreas culturales constituye la sección más medulosa e importante del libro, el cual termina con una fino análisis, algo inductivo pero juicioso, que lo tituló como "El tiempo prehispánico de Venezuela hoy", en donde enumera con talento lo que sigue vivo en nuestros días proveniente de los tiempos anteriores a la presencia española en el suelo Venezolano. 

Si el país actual es el resultado del mestizaje de tres pueblos: el europeo, el indio y el africano, algún día se esclarecerá la porción que corresponde a cada elemento de fusión. Hay constancias objetivas que se pueden invocar con seguridad, y así lo hace el profesor Strauss, pero es más difícil precisar en el carácter y las reacciones espirituales de la Venezuela actual, lo que puede atribuirse a cada factor originario.


Tal es el contenido de este hermoso libro que se lee con extremado gusto y provecho. La historia se reconstruye a través de documentos no-tradicionales, porque no hay documentos anteriores a la llegada de Colón, tal como lo confiesa Strauss en la valiosa Introducción a su obra: "Breve exposición acerca de nuestro tiempo prehispánico, del que se ofrece más que un análisis exhaustivo, un perfil cultural general de lo que actualmente es el territorio venezolano para el momento en que se produce la llegada conquistadora-pobladora de españoles que entendemos como un momento de encuentro mutuo con lo nuevo". Realmente, la fusión de pueblos distintos con el resultado de una nueva entidad es de difícil análisis, cuando se pretende fijar los exactos límites de cada ingrediente, aunque ha de reconocerse que está vivo en las nuevas sociedades. Aún el resultado final no es de sencilla catalogación, como lo expresaba Bolívar en la Carta de Jamaica: "Somos un pequeño género humano", perplejidad que dicha en 1813, era reiterada por el propio Libertador en 1819, en el Discurso de Angostura: "No somos europeos, no somos indios, sino una especie media entre los aborígenes y los españoles". Y no olvidaba ciertamente el aporte africano.

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La metodología empleada por el profesor Strauss me parece perfecta. Echa mano de la bibliografía existente sobre el tema y utiliza con perfecto dominio las referencias que los investigadores y maestros del tema han acumulado. Cita y reconoce a cada autor lo que le corresponde, como es de ley. Creo, también, que el uso sensato y prudente que los textos de cronistas del siglo XVI, XVII, XVIII señalan como rasgos y vivencias del mundo indígena, son sin duda, constancias tradicionales que pueden situarse en época prehispánica, pues los pueblos se adhieren a lo que es propio y privativo y no aceptan fácilmente nuevos usos y costumbres. Incluso en este final del siglo XX, cuando se vive a velocidad de vértigo, aunque las modas transmitidas por los medios de información son terriblemente destructoras o perturbadoras, no borran totalmente lo que pertenece a la intimidad del alma, aunque lo desfiguren. Por tanto lo que registran las crónicas puede puede aceptarse, casi como si fuesen un testigo de los días prehispánicos. Strauss lo mira con previsiva discreción y cautela, con excelente razonamiento como lo cuenta en la referida Introducción del libro.

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Creemos que el presente libro cumple a cabalidad el cometido que se le encomendó al profesor Rafael Strauss. Nos da la relación de lo que se conoce como el tiempo prehispánico de Venezuela: razas o pueblos, costumbres, modos de vida, manifestaciones de cultura, hábitos de las comunidades, creencias y supersticiones, etc. en su exacta definición. Desde luego, no admite comparación el nivel social alcanzado en Venezuela respecto a los pueblos existentes a fines del siglo XV en la vertiente andina que mira hacia el Océano Pacífico: México, Centro América, el Perú, donde se habrían construido imperios que nos han dejado monumentos y culturas que acaso no tenían parangón en los propios estados europeos coetáneos. 

La finalidad eminente de esta obra se ciñe a entregar a sus lectores una información homogénea de la verdad histórica, elaborada con perfecto conocimiento del tema para los lectores y estudiosos del pasado nacional; con sujeción estricta a la verdad que la investigación ha establecido. Es algo más que un simple manual de datos, porque el profesor Strauss con su dilatada experiencia de educador nos proporciona su texto para comprender cómo era a fines del siglo XV esta entidad a la que servimos entrañablemente, que se llama Venezuela.

Ojalá hayamos acertado en la realización de nuestros fines.


Pedro Grases /Caracas, julio 1992

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