Guía para una entrevista que me hizo y filmó Bolívar
Films sobre el carnaval, por Rafael A. Strauss K., el 18 de enero de
2006
Carnavales, ¿de dónde
vienen?
Cada año la llegada
del carnaval trae consigo una serie de prácticas a las que todos están
acostumbrados, pero que cuentan con un origen poco conocido. He aquí una
selección de varias de estas tradiciones y cómo han sido modificadas con el
pasar de los años, en función de la particular idiosincrasia que define al
venezolano.
De Baco al presente
El carnaval nació
con las bacanales, fiestas realizadas en la antigua Grecia para rendir tributo
a Baco, la deidad del vino, de las burlas y del desenfreno, así que podrá
imaginarse el tipo de celebración que se llevaba a cabo en esos tiempos. Con el
inicio del cristianismo, esta festividad se comenzó a ver como el momento ideal
para satisfacer todas las necesidades carnales, a fin de afrontar con éxito los
ayunos y abstinencias propios de la cuaresma.
Aunque el origen de
la palabra no se ha determinado con exactitud, pues hay quienes afirman que
viene del latín carne levare -que significa adiós a la carne-, mientras que
otros lo relacionan con carrus navalis -el transporte en el que se paseaba la
imagen de Baco durante las fiestas griegas-; la tradición se expandió por toda
Europa y luego fue llevada a América, de manos de los almirantes españoles y
portugueses.
En Venezuela, la fiesta se puso
en práctica desde la época de la conquista, siendo enriquecida por los rituales
y bailes típicos de los esclavos africanos, pero fue Antonio Guzmán Blanco, con
sus aires sibaritas, quien realmente le imprimió un toque de distinción a los carnavales
locales, que pasaron a ser un espectáculo cultural pleno de música, disfraces y
comparsas.
Otra imagen
La costumbre de
utilizar máscaras no tiene nada que ver con el carnaval. Culturas antiguas
alrededor del mundo, como la egipcia, la griega e incluso la japonesa, han
quedado prendadas por el halo de misterio que rodea a quienes ocultan su
identidad tras una careta. Pero la introducción de los antifaces en las fiestas
carnestolendas es obra de los venecianos, quienes comenzaron a utilizarlas para
poder gozar de impunidad luego de los excesos que cometían durante estos días
de juerga.
Con el pasar del
tiempo, las personas cubrieron también sus cuerpos, y así los disfraces se
convirtieron en una vía de escape que permitía asumir temporalmente la imagen y
personalidad deseada. Cada país desarrolló sus disfraces típicos, que cada año
cubren las calles y se mezclan con todos aquellos trajes que tienen alcance
global. En el caso de Venezuela, cada región tiene personajes clásicos que han
sido inmortalizados a través de los disfraces; sin embargo, mención aparte
merece el de dominó (mitad blanco y mitad negro), que alude a uno de los juegos
de mesa más populares del país, además del traje de negrita, utilizado tanto por mujeres como por hombres, que aprovechaban
la ocasión para tomar partido en las filas del sexo opuesto sin ser repudiados.
HE LEÍDO POR AHÍ UNA
BUENA SÍNTESIS: “El carnaval le permite a la mujer de
apariencia angelical comportarse como una diabla y al hombre lobo ponerse piel
de cordero.”
Disfraz de negrita
consta de 2 piezas…
Ráfagas de agua
La práctica de
jugar con agua durante los días de carnaval data del siglo XVIII, cuando los
habitantes más poderosos y adinerados de Venecia establecieron un rito que les
permitía pasearse por las calles ostentando una vela encendida, como una manera
de atraer a la buena suerte. Muchos no aceptaron esta usanza y utilizaron el
agua para apagar las velas de aquellos a quienes no consideraban merecedores de
tales favores celestiales y con ello surgió el hábito de lanzar baldes de agua
en estas fechas.
¡Aquí es, aquí es!
La costumbre de
lanzar caramelos tiene su origen en Roma. Durante los desfiles de carnaval los
habitantes de la ciudad arrojaban pequeños objetos a la cara de los
transeúntes, especialmente confites o caramelos de menta, rosa o anís. En
Venezuela esta tradición comenzó en la década de los veinte cuando las familias
adineradas se paseaban por las calles de las principales ciudades, a bordo de
sus costosos vehículos, haciendo gala de sus disfraces y de su generosidad, ya
que arrojaban monedas y golosinas para que el pueblo disfrutara de ellas. De
allí surgió la frase "Aquí es, aquí es", repetida a viva voz por
todos los que querían beneficiarse con esta práctica.
Lluvia de colores
La costumbre de
lanzar papelillos durante el carnaval tuvo su origen en una imprenta
parisiense, cuando un obrero -encargado de perforar pliegos de papel- juntó los
coloridos círculos sobrantes para regalárselos a su hijo. La idea generó tal
revuelo que personas de todas las edades comenzaron a ordenar bolsas repletas
de trozos de papel para utilizarlos en los eventos públicos que se realizaban
durante esta festividad. Respecto al origen del nombre de los vistosos
papelitos, la palabra proviene del italiano confetti, que significa confite o
caramelo, lo cual se debe a que en algunos rincones del globo los papelillos
sustituyeron a las golosinas que tradicionalmente se le obsequiaban a los que
participaban en los desfiles propios de las celebraciones carnestolendas.
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