Discurso de presentación del libro El divorcio en el siglo XIX venezolano: tradición
y liberalismo (1830-1900), de Rosalba Di Miele, miércoles 18.10.2006,
editado por la Fundación para la Cultura Urbana. Con presentación a cargo de
Rafael Strauss. Lugar: Espacios Abiertos Econoinvest, / Hora: 6:30 pm En: http://isla_negra.zoomblog.com/archivo/2006/10/17/
También: Ficción Breve Venezolana, El archivo digital de la narrativa de
Venezuela, http://www.ficcionbreve.org/
Por iniciativa de Simón Alberto Consalvi fue reproducido en El Universal.
Más allá de esas complicadas, gratuitas y hasta sospechosas
insistencias de los sabios y sabias de la metodología, Rosalba Di Miele Milano
se planteó un tema de investigación, hizo un recorrido de superficie –para
utilizar una expresión de la arqueología– por cuanta fuente tiene que ver con
el tema elegido, auscultó con su sensibilidad de mujer e investigadora sencilla
el contenido de libros, artículos, documentos de archivos, analizó sus
posibilidades a la luz de su hipótesis y produjo un texto profesionalmente bien
escrito, que en septiembre de 2004 presentó como tesis en la Universidad
Católica Andrés Bello, para optar al título de Magíster en Historia de
Venezuela, y que es el libro que hoy presentamos.
Un doble honor se completa en lo más profundo de mí con esta
presentación; el uno, porque tuve el placer de ser el tutor de este trabajo, a
pesar de las escasas luces que como no historiador me habitan, pero que como
ser humano y antropólogo y etnohistoriador me involucran con la historia de las
mentalidades, escenario importante en el que se mueven los personajes que hacen
vida en este libro de Rosalba Di Miele. En esto, Elías Pino Iturrieta, sin las
complacencias de esposo y menos sin las del amigo, fue de consulta obligatoria,
por todas las virtudes que como historiador, investigador y docente lo
caracterizan y por su comprobado amor por el pasado y el presente de Venezuela.
Combinación perfecta, yo diría, amalgamada de manera
descollante por las virtudes personales y académicas de esta autora reciente,
Rosalba Di Miele Milano.
Pero otro honor me habita y es que en esa tranquilidad que
suele preceder a la jubilación, Rosalba me solicita como presentador de su
ópera prima. Después de 31 años en la Escuela de Historia de la UCV me jubilo,
en efecto, y agradezco la deferencia de Rosalba por hacerme participar en este
evento, seguramente mi penúltimo acto público.
Di Miele acaricia de manera poco más que valiente el tema del
divorcio, término que de sólo decirlo suele tener aún resonancias funestas en
nuestra cultura y entorno judeo-cristianos. Pero es una investigadora quien
asume el divorcio como sujeto de estudio histórico; y es una historiadora,
Rosalba Di Miele, quien intranquiliza la paz de los archivos de Caracas y saca
a relucir las verdades y las mentiras de quienes se divorcian entre el 1830 y
el 1900 venezolanos. Y la geografía del divorcio que reconstruye la autora
incluye buena parte de nuestra actualidad y nos enteramos, entonces, del
divorcio en Caracas, Maracay, Nirgua, San Felipe, Caucagua, Ocumare de la
Costa, La Guaira, Puerto Cabello, Valencia y mi amada Barquisimeto, además de
otros lugares que dependían de la diócesis de Caracas. 286 expedientes que
analiza Rosalba, con una profundidad que para describirla no son suficientes el
espacio y tiempo de estas breves consideraciones.
Seis capítulos y una reflexión final son los escenarios en que
la autora distribuye una temática ciertamente interesante: La fe en el
matrimonio y La desilusión de los esposos, abren el Capítulo I, que Rosalba
titula Dos caras del matrimonio, para seguir con Disposiciones matrimoniales y
sus antecedentes, donde analiza Las leyes religiosas, según El Concilio de
Trento y Las Constituciones Sinodales, y Las leyes civiles, que la autora
divide en antiguas y modernas y que van desde el Código Alfonsino hasta la ley
de 1896, con lo que completa el capítulo II. En el III, la autora trata de Las
demandas de divorcio y sus causales principales, el adulterio, el maltrato,
incumplimiento económico, abandono del hogar y razones médicas, para seguir en
el capítulo cuarto con las causas de honor y amor; en el quinto, donde dibuja
lo que ocurre Luego de la demanda, y en el capítulo VI, que la autora titula
Pareceres sobre el venidero divorcio, pone sobre el tapete el asunto del
divorcio Entre religiosos y laicos y cuyo párrafo inicial es, sencillamente,
seductor. Lo cito: “Si en la Iglesia existen caminos para subsanar los
problemas conyugales, esa institución ve con malos ojos la intromisión de los
laicos en asuntos de tradicional competencia eclesiástica. Si se han podido
mover los hilos dentro de los parámetros católicos y se ha mantenido un cierto
orden aceptado por las mayorías, ¿qué vienen a hacer los civiles en el ámbito
íntimo del matrimonio?, ¿cómo pueden mezclarse las conveniencias económicas y
políticas con los intereses de la convivencia familiar? Más aún, ¿cómo pueden
los nuevos gobiernos determinar la conducta en las alcobas conyugales?, ¿no
debía salir alguien de escena?” (p. 253)
Los niños, que parecieran estar ausentes en nuestra
historiografía, aparecen, como siempre ocurre, en medio de las aguas del
divorcio, aunque como afirma la autora, la prole generalmente no es “relevante
en la disputa conyugal”, a pesar de que en 111 expedientes se los menciona, “o
bien para referir que los tienen –escribe Rosalba– o bien para explicar cómo
los niños se han debido someter a las dificultades que provocan las solicitudes
del divorcio”, concluye la autora.
Abundan las tensiones, por supuesto, en este
libro-investigación que asume setenta años de divorcio en la Venezuela
republicana. Los contrincantes se miran de soslayo, cuando se miran; las
celosías parecen telescopios; las ventanas respiran casi ante las inminencias
de la solicitud, de la demanda, de la sentencia… El futuro de los matrimoniados
parece desdibujarse ante la solicitud de divorcio; suegros, yernos, nueras
viven silenciosas maledicencias, miradas acusadoras o de apoyo, salivas de
fracaso, sociedad que parece retorcerse ante la sola mención de la separación y
la fuerza de la naturaleza humana con el libre albedrío que la habita…
Escenarios de tensiones que acercan cómodamente esta investigación al fabuloso
y misterioso mundo de las mentalidades como objeto de estudio de la
antropología y de la historia.
Pero las tensiones que Rosalba analiza saltan del plano
individual, que ya es mucho decir, al plano de lo público, y que la autora
explicita sin ambages, y encuentra en el divorcio, tema central de su trabajo,
una manera de mostrar y analizar lo que pasaba en nuestro 1830 cuando la
Venezuela de entonces mira de construirse un futuro “luego de la larga guerra
de Independencia”; una suerte de reconstrucción que primero mira hacia el
liberalismo y luego hacia el positivismo, pero que, en todo caso, va en procura
de convertir a Venezuela en un país moderno, ideas y proceso que ha expuesto
Pino Iturrieta de manera insuperable en Las
ideas de los primeros venezolanos.
Rosalba asume la contienda como uno de los marcos, quizá el
principal, para ubicar y analizar las angustias individuales y colectivas,
públicas y privadas del divorcio, y al igual que en los tribunales se enfrentan
quienes una vez ante Dios se dieron el sí, y que no han esperado a la muerte
para que los separe, Rosalba enfrenta, según escribe, “dos corrientes que
imponían pensamientos para conducir a la sociedad al laicismo y al progreso
material”… Y desbroza un escenario y un camino que conduce por senda segura su
investigación con su afirmación de que “No estamos hablando del partido liberal
y del partido conservador, sino de la doctrina liberal que se desarrolló en
Venezuela en dos fases: la primera desde 1830 hasta 1847, con el respaldo de
José Antonio Páez; la segunda, luego de la Guerra Federal, con Guzmán Blanco
como figura de gobierno más destacada”, concluye la autora.
El divorcio en el
siglo XIX venezolano: tradición y liberalismo (1830-1900) es un trabajo bien escrito, lo que agradecerán el lector
especializado, el investigador de nuestra historia, el estudiante, el jurista
que mira en nuestro pasado algunos de los orígenes de su oficio. Es un libro
que contiene un discurso claro, tanto en el corpus del análisis y las consideraciones
como en eso que llaman el aparato crítico.
Rosalba, mis felicitaciones y mis afectos, y mis
felicitaciones, también, a la Fundación para la Cultura Urbana que en tan poco
tiempo ha inundado al país de acertadas calidades editoriales. Hoy nos entrega
este nuevo título, el número 46, la tesis de Maestría en Historia, de Rosalba
Di Miele Milano, ganadora de la V Edición del Premio Anual Transgenérico de la
Fundación para la Cultura Urbana.
Gracias, Rosalba, por este trabajo tan profesional, tan de
mentalidades, tan de historia, tan de jurisprudencia, tan de principio,
dinámica y desenvolvimiento de una nación que aún puede mirar en su
cotidianidad sus aciertos, sus errores, sus compromisos…, gracias…
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